Ciencia para impacientes

miércoles, febrero 28, 2007

© Gutenberg


En 1450, Johannes Gutenberg construyó el primer modelo de prensa de imprimir comercialmente viable. Esta se usó extensamente durante siglos hasta la aparición de la máquina de linotipia, la primera que lograba automatizar, aunque sólo parcialmente, el proceso de componer e imprimir textos.

La prensa de Gutenberg fue el resultado de combinar cinco procesos, correspondientes a cinco técnicas, de las cuales tres —posiblemente cuatro— no eran originales:



• La prensa de tornillo, que había sido usada ya por romanos y griegos para elaborar aceite de oliva y vino.
• La impresión mediante tipos móviles, usada en China desde el año 594. La innovación de Gutenberg fue el uso de piezas de metal, en lugar de las de madera que eran tradicionales en China, aunque las primeras ya se habían desarrollado en Corea hacia el 1230.
• Los punzones para labrar metal, cuyo uso era habitual en orfebrería (Gutenberg era orfebre), usados para grabar las formas de las letras en moldes metálicos.
• El fundido de tipos, un método que permitía crear de modo rápido nuevos caracteres individuales a partir de los moldes, además de una aleación especial para fundir las piezas. Aunque inicialmente atribuído a Gutenberg, recientes estudios arrojan dudas sobre la autoría del método.
• Tinta adherente al metal, ideada por Gutenberg.

Estos hechos demuestran que la originalidad no es una cuestión evidente. En unos tiempos en los que no existía ni el copyright ni las patentes (hacia 1700 apareció en Inglaterra la primera regulación sobre copyright), la protección de los derechos de autor podría haber cambiado el destino del invento de Gutenberg, nacido de la combinación de varios métodos no originales. ¿Hubiese visto la luz la famosa biblia de 42 líneas en nuestra época, en la que se plantea patentar hasta el «doble-clic» del ratón?
Lo decisivo es que Gutenberg combinó una serie de métodos de un modo novedoso, que hizo posible la tipografía tal y como la conocemos hoy en día; no se puede cuestionar la legitimidad del invento, que fue posible gracias al apropiamiento de métodos preexistentes y que se mantuvo como método de impresión durante siglos, hasta la aparición de la linotipia.
Mi reflexión: el sistema actual de patentes y derechos de autor, cuyo espíritu es eminentemente defensivo, ¿no es un freno a la creatividad? Todos esos Gutenbergs que hay por el mundo, ¿son una amenaza para la sociedad, o más bien uno de sus patrimonios más valiosos?

Nota: parcialmente basado en este texto (en inglés).

Alberto Soldevilla Armas

Categoría: Historia

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Un breve autocomentario: la historia del invento de Gutenberg parece ser todavía más enrevesada. En el blog citado como fuente, se añade ahora que el hallazgo gutenbergiano pudo provenir de un robo:
y todo lo que dejó fue la letra A. Hay que ver la cara del pobre Laurenso Costero, con la «A» en la mano y cara de pocos amigos...

Anónimo dijo...

Es un tema delicado. Y creo que el planteamiento del ejemplo que expone el autor es erróneo. Hoy en día, en las condiciones señaladas, el Sr. Gutenberg podría haber patentado sin problemas su imprenta. A nadie hasta el momento se le había ocurrido unir todos esos elementos, por lo tanto, reuniría los requisitos de patentabilidad: novedad, actividad inventiva y aplicación industrial. Lo único, que si los romanos o chinos tuvieran patentadas sus invenciones en Alemania (el derecho es territorial), el Sr. Gutenber tendría que haber llegado a un acuerdo con ellos antes de ponerse a explotar comercialmente su imprenta ya que usaba de esos elementos; siempre y cuando chinos y romanos mantuvieran esos derechos, que sólo duran 20 años. Al contrario de la reflexión del autor, mi opinión es que el sistema de protección de propiedad intelectual e industrial, no sólo no coarta la creatividad, sino que la estimula y protege. Protege a los pequeños inventores frente a las grandes multinacionales “imperiales” y frente a los piratas, que por algunas zonas de la galaxia abundan. Bueno sería que no hubiera piratas, ni imperios, ni conflictos de intereses, ni etc., pero hoy por hoy no es así. Quizás el autor lo que plantea es si tendríamos que renunciar al sistema capitalista, y eso es otro tema de un calado mucho más hondo, pero ahora les dejo. Chewbacca tiene listo el Halcón con la nueva carga que tenemos que entregar más allá de Orión, y ya vamos tarde. No me gustaría quedarme otra vez más sin estipendio.

Anónimo dijo...

Bien, en mi opinión —que comparto conmigo mismo—, el pensar que tras esta humilde entrada pueda plantearse la renuncia al sistema capitalista es tan desorbitado que poco más hay que decir. Las dudas que, cada vez más frecuentemente, se levantan sobre el sistema de derechos de autor actual proceden del mismo interior del capitalismo, y bien miradas, no van dirigidas a acabar con él, sino a adecuarlo a los nuevos tiempos.
Quienes mayor uso hacen del elemento defensivo de los derechos de autor son las grandes compañías, que son las grandes beneficiadas, y no los pequeños inventores. (¿Cuánto vale realmente obtener y mantener una patente?)
Mi idea en este blog es defender el pensamiento frente a la creencia, estimular la inteligencia en contra de la repetición y la adopción de pensamientos que se le han ocurrido a otros. Y en absoluto defiendo una postura de empresarios-malos frente a trabajadores-buenos. Ese maniqueísmo barato lo dejamos mejor para ciertas películas gastadas.

Anónimo dijo...

Puede que los derechos de autor estimulen la inversión privada en ciertas innovaciones, pero sólo aquellas que generan beneficios. Por lo tanto, su efecto como incentivo es muy limitado en la práctica. Y desde luego no beneficia "a los pequeños inventores frente a las grandes multinacionales", sino a las empresas capaces de financiar la investigación y pagar la patente. Me remito a las palabras del propio James Lovelock, en una reciente entrevista para El País (http://www.elpais.com/articulo/portada/retorno/creador/Gaia/elpeputec/20060507elpepspor_1/Tes), cuando el periodista le recuerda que era el responsable de unas 60 patentes: "Pues sí -responde Lovelock- pero no poseo ninguna de ellas. La gente no suele saber que, si quieres patentar algo, todo el proceso legal hasta llegar a la patente te cuesta 100.000 libras (140.000 euros), y a ver cuánta gente tiene dinero para poder permitírselo. Porque, además, sólo un invento de cada cinco termina siendo rentable". En la misma entrevista además se recuerda que el Gobierno de Estados Unidos le robó la patente del ECD (electron capture detector), uno de sus inventos más relevantes, con el que Lovelock detectó el creciente nivel de CFC en la atmósfera, responsable del efecto invernadero. Cada cual tiene derecho a ver recompensado su trabajo de modo justo: pero nada más. Habría que limitar los abusivos privilegios del sistema de patentes y copyright vigente. Y no sólo por criterios morales, sino también porque en la práctica resultan ser obstáculos, más que estímulos, a la creatividad.

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo, Nemo. Aunque tengo que corregirte en algo que dices sobre Lovelock: el ECD (detector de captura electrónica), que es extremadamente sensible a los CFCs (clorofluorocarbonos) y compuestos semejantes, tiene que ver más con el agujero en la capa de ozono que con el efecto invernadero. (Ahora que lo pienso, quizás alguien podría hacer una entrada al respecto...)
En cuanto a la historieta sobre Gutenberg, he de reconocer que no es el mejor ejemplo de lo que quería decir, sobre todo por lo alejado en el tiempo. Pero sí me pareció que tenía un punto muy sugestivo, capaz de despertar la inquietud de los lectores. Que de eso se trata.
Si hablamos de patentes y creatividad es mucho más interesante analizar y comparar, por ejemplo, la primera mitad del siglo XX y la segunda (hasta nuestros días). Aunque he de admitir que el cambio en el sentido de las patentes, más que un desencadenante del descenso en la creatividad, es una consecuencia, una manifestación de lo que creo que ha ocurrido en las últimas décadas: que nos hemos vuelto mucho más conservadores desde el punto de vista científico, y que esto ha dañado la creatividad de los científicos. Pero esto es un tema que podríamos tratar en una nueva entrada...

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Me gusta mucho leer este tipo de post porque son muy educativos y ademas hablan de mucha historia.

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