[Artículo publicado el 14 de septiembre de 2008 en el diario La Rioja]
Tuberculosis, gangrena, escarlatina, cólera. Hoy en día apenas damos un respingo al oír mencionar estas enfermedades pero no hace tanto causaban auténtico pavor. Y no era para menos; fueron sinónimo de sufrimiento y muerte hasta hace menos de setenta años. Si hoy en día son consideradas habitualmente como males del pasado, al menos para los afortunados que vivimos en el primer mundo, es gracias a uno de los mayores avances de la medicina del siglo XX: el descubrimiento y empleo generalizado de los antibióticos. Un gran triunfo de la ciencia que ha conseguido mantener a raya a las enfermedades infecciosas provocadas por bacterias, que una vez fueron la primera causa de muerte en nuestra sociedad. Pero, cuidado, aquella no fue una victoria completa. En los últimos años ha saltado la luz de alarma por el preocupante aumento de la resistencia de las bacterias que provocan estas enfermedades a la acción de todos los antibióticos conocidos. Un ejemplo que atestigua la gravedad de la amenaza: se estima que hasta un 60% de las infecciones hospitalarias que se producen en los países desarrollados son originadas por bacterias resistentes a estos medicamentos, una serie de trastornos que solamente en Estados Unidos provoca dos millones de pacientes, de los cuales un 5% termina falleciendo por este motivo. ¿Cuál es la causa de este aumento de resistencias? El problema consiste en que los antibióticos no combaten contra organismos estáticos. Las bacterias son seres vivos que evolucionan y pueden enfrentarse a los cambios que tienen lugar en su medio. Y de que manera además. Con capacidad para multiplicarse a gran velocidad y una enorme plasticidad genética, poseen una extraordinaria habilidad para adaptarse a ecosistemas variables. Por algo son los seres vivos que se cuentan en mayor número sobre el planeta, tanto en cantidad como en diversidad.
Pero es que, además, nos encontramos con un inconveniente añadido: la aparición de nuevos antibióticos se ha ralentizado en los últimos veinte años. Entre otras cosas porque una buena cantidad de las grandes compañías farmacéuticas ha disminuido sus esfuerzos en esta área y ha dado preferencia al desarrollo de antihipertensivos, antidepresivos y medicamentos contra enfermedades crónicas. Una estrategia que puede ser criticable pero también entendible. Cada nuevo fármaco que sale a la venta necesita de al menos diez años de trabajo y una inversión de unos 500 millones de euros. Si todo este esfuerzo se pone al servicio de un nuevo antibiótico, proporcionará un producto que es administrado en tratamientos cortos –de 7 a 14 días-, que puede quedar obsoleto en pocos años y que será recetado lo menos posible para salvaguardarlo del aumento de resistencias. Y las empresas, claro, quieren sacar la mayor rentabilidad a sus inversiones.Hasta aquí los problemas, hablemos ahora de soluciones. Una posibilidad sería alentar de alguna manera una mayor investigación en el desarrollo de nuevos antibióticos, una medida que es necesaria pero no suficiente. Como ya hemos visto, buena parte de la culpa de la mayor o menor eficacia de estos medicamentos radica en el uso que hagamos de ellos. Y, precisamente, en este punto es donde existe un enorme campo de acción ya que hasta el momento hemos despilfarrado su potencial. Por ejemplo, se calcula que el 60% de los antibióticos utilizados en medicina se recetan contra infecciones de las vías respiratorias superiores a pesar de que la gran mayoría de ellas son causadas por virus, organismos contra los que estos fármacos son totalmente ineficaces. Y si nos movemos hacia la veterinaria el panorama es incluso peor ya que las medicaciones en masa y el uso de antibióticos como promotores del crecimiento y en tratamientos preventivos son habituales en ganadería. Teniendo en cuenta que casi la mitad de los antibióticos consumidos se emplean en animales, estamos regalando a las bacterias un montón de posibilidades para que desarrollen resistencias y transfieran este material genético a otras cepas que afecten a los seres humanos. Es necesario un mayor control en el uso de los antibióticos, tanto en medicina como en veterinaria. Un empleo adecuado de estos medicamentos es la única manera de minimizar el aumento de resistencias y prolongar su valioso potencial. Y cada uno de nosotros puede hacer algo al respecto. Cada vez que los consumimos sin necesidad, como contra la gripe que es una infección vírica, o no completamos un tratamiento adecuadamente porque a mitad del mismo nos sentimos mejor y abandonamos la medicación, las bacterias que se encuentran de forma natural en nuestro organismo pueden desarrollar resistencias que posteriormente serán propagadas. Tengamos en cuenta que los antibióticos son un auténtico tesoro en constante amenaza y aprendamos a utilizarlos con precaución para poder seguir disfrutando de su benéfica acción por mucho tiempo.
David Sucunza Sáenz
Categoría: Ciencia, Medicina, Salud
10 comentarios:
Magnífica entrada David. Enhorabuena. Me parece muy interesante el debate sobre el gasto privado en estos fármacos.
Hasta ahora, el mercado ha sido el que ha mandado. Una política impulsada en los 80 por Margaret Thatcher, y que, en ese momento, sacó al Reino Unido de su declive económico.
Pero lo que vivimos en estas fechas, con la nacionalización de bancos por estados como el propio Reino Unido y EEUU, entre otros, nos llevan a la idea de que las leyes del mercado (oferta-demanda) por si solas, nos ponen ante la incoherencia de que los beneficios, mientras los han habido, se quedan en unas pocas manos, mientras que las pérdidas y banca-rotas son cosa de los ciudadanos. El mercado es tan vulnerable como la propia ciencia, y su mal uso (especulativo) castiga a los más débiles. A la ciencia se le imponen códigos éticos que, a veces, frenan su avance, y ¿qué pasa con el mercado?
Enlace al artículo de Javier Sampedro "Vendo enfermedades a la carta. Y remedios" publicado en "El País". Interesantísimo y revelador reportaje sobre ciertas prácticas poco eticas que gastan las compañías farmacéuticas:
http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=36493&origen=notiweb
Enhorabuena por la página, he estado ojeándola y me gusta muchísimo. He querido dejaros mi comentario en este post, puesto que como trabajo en resistencia a antibióticos me ha gustado especialmente. El tema de las farmacéuticas es muy grave, como bien has explicado, no les compensa dirigir dinero hacia la síntesis de nuevos antibióticos, pero creo firmemente que no por ello debemos dejar de exigirlo. El tema de resistencia es gravísimo y llegará el día que no podremos combatir enfermedades como la tuberculosis o una simple salmonelosis.
Una vez más, enhorabuena por la página, os seguiré de cerca para aprender un poco más.
María (biokmk.wordpress.com)
Artículo de "El País":
"La rebelión de las bacterias se cobra vidas"
http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=37190&origen=notiweb
Antibiotics are really useful for the destruction of germs and bacteria. This is a nice article shared here.
Me gusta mucho leer este tipo de post porque son muy educativos y ademas hablan de mucha historia.
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This is an amazing informative blog post here.... Thanks very much for the share. Keep posting.
Thanks!
creo que esto es algo realmente preocupante, en los ultima decada segun un estudio programado las bacterias y otros seres han estado desarrollando un resitencia natural a los medicamentos de este tipo, creo que es hora de hacer el salto en la manufacturacion de nuevos y mas potentes antibioticos.
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